lunes, 21 de noviembre de 2011

Economía y política

Ayer, al tiempo que los votantes españoles derrotaban al partido de gobierno en las urnas, los egipcios se enfrentaban en las calles de El Cairo con la policía y el ejército, dejando un saldo de varias decenas de muertos.

También continúan las manifestaciones en las calles de Estados Unidos y, más violentas, en otros países árabes como Siria y Yemen, en lo que ha recibido el nombre de “primavera árabe” que ha producido cambios de gobierno en otros países como Túnez y Libia.

A lo largo y ancho del cercano oriente, la intranquilidad a mitad de este año tuvo que ver con la eliminación de los subsidios a los precios de la gasolina y de los alimentos, y en Egipto en particular, la salida de Mubarak dejó intactos los grupos de poder que lo sostuvieron durante todos sus años de dictadura, especialmente el ejército, al tiempo que el desorden y la lentitud, de quienes detentan el poder, para establecer instituciones democráticas han afectado el turismo y la economía en general, agravando los problemas sociales.

A principios de año Obama, que ganó las elecciones presidenciales de 2008 apoyado en la ola de descontento contra los republicanos cuando empezó la crisis financiera, recomendó a los gobierno árabes que “escucharan la voz de sus pueblos”.

No está claro si este consejo se aplica también en otras regiones del mundo como el sur de Europa o los mismos Estado Unidos. Esto porque en Grecia los manifestantes este mes, presenciaron el cambio de su gobierno por encima de sus cabezas. El primer ministro saliente cayó cuando propuso un referendo para consultar a los electores sobre las decisiones económicas a tomar en medio de la crisis.

Hace varios meses cambiaron los gobiernos de Irlanda y Portugal también por razones relacionadas con la política económica. Los conservadores arrebataron no hace mucho, el poder a los laboristas en Inglaterra apoyados, en parte, en el descontento generado al comienzo de esta crisis.
Todavía no hace un mes que Berlusconi se vio obligado a renunciar a la jefatura de gobierno en Italia también, en parte, por los problemas de la política económica. La racha de problemas económicos ha afectado, en Francia, la popularidad del presidente Sarkozy que se encuentra por el suelo. El año entrante habrá elecciones presidenciales en Francia y en los Estados Unidos, y aún no está claro el efecto de la recesión económica en los electores de ambos países.

Como puede verse, la crisis financiera y la recesión económica tienen un efecto profundo sobre la política mundial y lo peor es que quienes se presentan como alternativa para los cambios de gobierno que se están dando, tampoco tienen soluciones para los problemas de fondo como el desempleo, los ingresos, las pensiones, la salud o la educación.

En todos los tiempos, por ejemplo, está bien atacar a la corrupción gubernamental, pero en épocas como ésta es inesperable prometer que todo se va a arreglar si se lucha contra la corrupción. Por lo visto, la inestabilidad política va para largo.