lunes, 22 de agosto de 2011

La crisis del 30

La caída de las bolsas en 1928 abrió el periodo de crisis económica que se prolongó hasta el comienzo de la segunda guerra y que, en el ámbito económico, se caracterizó por altísimas tasas de interés y una contracción aguda y, en el ámbito político, generó el robustecimiento de la extrema derecha y la extrema izquierda y conflictos militares que solo concluyeron después del fin de la guerra mundial.

En 1933, el partido nazi tomo el poder en Alemania y las tropas japonesas ocuparon Manchuria. Eran los años del estalinismo en la Unión Soviética. Un poco después ocurrió la invasión italiana a Etiopía y empezó la guerra civil española, en 1936, cuando en Francia y otros países se promovían gobiernos de Frente Popular conformados por socialistas y comunistas.

A la segunda guerra se llegó por etapas de contradicciones y enfrentamientos donde se impusieron el nacionalismo extremo para buscar resolver los problemas económicos y políticos al interior de los grandes países ya que no era posible plantear soluciones a escala internacional en un mundo intensamente dividido y pesimista.

Es útil mirar atrás para tratar de interpretar la situación de comienzos de esta segunda década del siglo que corre a la luz de la atmósfera que se generó con la crisis del 30 y que produjo los mayores cataclismo humanos del siglo pasado. Lo primero que resalta es la reacción distinta ante las caídas de las bolsas que en esta ocasión dieron lugar a una baja en las tasas de interés y a una expansión monetaria opuesta a las dolorosas contracciones, y a la austeridad económica de los años 30.

Indudablemente, las autoridades económicas han aprendido desde entonces. Pero en esta ocasión, desde 2008, la expansión monetaria no ha sido suficiente para generar estabilidad en la economía de los países industriales y en cambio si ha generado, con la abundancia de capitales y bajas tasas de interés, un crecimiento importante de las economías de los países emergentes.

El dólar americano ha bajado, se tambalea el euro y el oro ha superado la barrera de los 1800 dólares la onza troy. Da la impresión que se hubieran agotado las medidas económicas destinadas a derrotar el pesimismo y a generar confianza. Parece que estuviéramos cerca de entrar en una nueva etapa en la que los logros de las economías emergentes también están en peligro por la probable contracción de la demanda de materias primas y de manufacturas en los países industriales.

De todas formas la demanda interna de los países emergentes sigue creciente por ahora y, según “the economist”(agosto 6-12 de 2011) tienen el 80% de los teléfonos móviles, casi el 80% de las reservas forestales, el 75% del consumo de acero, el 72% del consumo de cobre, 55% de las ventas de vehículos automotores, 55% del consumo de petróleo, 50% de las exportaciones, 50% de las inversiones fijas, 49% de las importaciones, 49% de las ventas al por menor y están a 4 o 5 años de superar el producto interno bruto de los países industrializados.

Esta situación, representa un cambio enorme en comparación con la que se tenía en los años anteriores y supone cambios en los ámbitos político y militar que están por llegar. También las relaciones internacionales sur-sur, de las que se hablaba hace varias décadas, adquieren un nuevo valor y marcan una pauta para países emergentes y dependientes, como el nuestro, ante los que se abren otros caminos.

Es imposible vaticinar cómo van a ser las siguientes fases de la crisis económica pero algunas cosas se van aclarando, y es evidente la necesidad de acercar a los países emergentes y en especial a los grandes.