martes, 12 de julio de 2011

Las guerras de Estados Unidos

El presidente Obama anunció, hace poco, el retiro en el segundo semestre de este año de un poco más de 30 mil soldados de Afganistán así como las medidas en las que se prevé un repliegue total del ejército norteamericano del país del centro Asia en 2014.

Hasta aquí todo suena bien, más o menos, si se omite la situación de 3 millones de refugiados, el costo de la guerra estimado actualmente en 2 mil millones de dólares semanalmente y las críticas del gobierno de Karzai en las que acusa a EE.UU. y a la OTAN de efectuar la invasión para su propio beneficio.

De otro lado, Los expertos militares estiman que para 2014 el ejército afgano será incapaz de continuar solo en la guerra contra los talibanes y Al Qaeda y quizás ello explica porque mientras EEUU planea su repliegue, a su vez establece contactos con los talibanes con miras a una negociación política que permita su integración al gobierno afgano buscando aislarlos de la influencia de Al quaeda que permanecería proscrito.

Por lo visto no parece que estemos, de ninguna manera, ante logros significativos de una guerra que tardo 10 años y que hoy apenas tiene un 30% de popularidad entre los estadounidenses. El principal objetivo, después del ataque a las torres gemelas en 2001 que era cazar a Ben Laden tan lejos estaba de relacionarse con una acción militar en Afganistán que termino lográndose en Pakistán. A su vez, los objetivos ocultos a los que parece referirse Karzai como el control de posibles rutas de oleoductos, ductos de gas y presencia en la frontera oriental de Irán podrían haberse conseguido sin necesidad de una guerra y a un costo de seguro muy inferior.

Mientras tanto los Estados Unidos mantienen en Iraq un ejército de 50 mil hombres sin que esto impida la continuación de los ataques frecuentes con bomba que dejan decenas, a veces centenares de víctimas. El país tiene cerca de 1,7 millones de refugiados y está lejos de haber alcanzado la estabilidad y la democracia. Quizás el “logro” de la guerra tiene que ver con que Iraq ha recuperado la producción de las exportaciones petroleras y se conjuro la especulación con la que en su tiempo Saddam Hussein amenazó a los americanos.

La última guerra, la de Libia, lleva más de tres meses de bombardeos de los países de la coalición, entrega de armas y entrenamiento a la oposición a pesar del “embargo de armas” de la ONU, bloqueo naval y bombardeos contra las refinerías de petróleo en inmediaciones de Trípoli y ataques que buscan dar muerte a Gadafi, todo aderezado con las noticias falsas sobre el inminente desplome del régimen.

Por el momento hay pocas noticias confiables sobre Libia, entre otros, no se han divulgado cifras sobre el costos de las operaciones militares de la intervención, pero está claro el precio que está pagando el mundo por la suspensión de las exportaciones petroleras y que explica el aumento de los precios internacionales del crudo. Ni hablar de las víctimas civiles relacionadas con los “daños colaterales” causados por los bombardeos de la coalición que no pasan de ser reportes aislados y pasajeros.

Es triste ver como en tiempos de recesión económica, donde los Estados Unidos están a punto de llegar a la cesación de pagos de su deuda mientras China bate todos los records en cuanto a exportaciones y desarrollos tecnológicos, la mayor potencia acelera su declive manteniendo gigantescos presupuestos de “defensa” (aproximadamente el 55% de los gastos militares mundiales), comprometiéndose en guerras inútiles, costosas e impopulares.