lunes, 20 de junio de 2011

Escuchar al pueblo

El llamado del presidente Obama, dirigido a los gobiernos del cercano oriente para que escuchen a sus pueblos, se emitió por los días de las manifestaciones masivas en el Cairo contra el régimen de Mubarak. Después de unas pocas semanas éste renunció y fue reemplazado por un gobierno militar comprometido a preparar nuevas elecciones.

Allí permanecieron intactos el ejército y los organismos de seguridad del Estado, y aunque han ocurrido manifestaciones y algunos se quejan de que la nueva cúpula está formada por antiguos altos funcionarios de la administración Mubarak la situación es relativamente estable y pacífica.
En Libia el desarrollo de los acontecimientos ha sido más violento y dramático. Los bombardeos de la OTAN duran más de tres meses mientras los aliados entregan armas y entrenan militarmente a los rebeldes que buscan el derrocamiento de Gadafi: el petróleo libio ha salido de los mercados y se ha generado un aumento de los precios que no se sabe hasta cuándo durará.

Si la guerra civil termina con el derrocamiento del régimen, el país quedará devastado, en manos de un gobierno improvisado que dependerá de la asistencia extranjera, y con miles de refugiados en los países vecinos, un drama si se quiere mayor comparado con lo que sucedía al comienzo del conflicto.

Pero aquí no para el asunto. La manipulación que está haciendo EEUU de las revoluciones árabes se mide si se observa lo poco que se está haciendo respecto de los verdaderos problemas de dichas sociedades, y que han generado el descontento, como las altas tasas de desempleo de los jóvenes, las alzas en los precios de los alimentos y de los combustibles.

Ahora bien, según estos antecedentes, en el mundo puede haber diversos lugares donde pueden presentarse intervenciones extranjeras como en Siria, Yemen, Bahréin,… en este último ya han intervenido tropas sauditas, de otros países del golfo y de Jordania.

Al respecto también habrá que observar, el cómo evolucionan las grandísimas manifestaciones sociales en países como Grecia, España y Portugal donde igualmente las gentes están resentidas por la mala situación económica, el desempleo, y las medidas de austeridad impulsadas por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. ¿Acaso el llamado de Obama de “escuchar al pueblo” también vale para Europa y otras regiones distintas del mundo no industrializado?

No nos engañemos, la crisis económica mundial está lejos de haber terminado y muchas personas viven en medio de la exclusión y los regímenes desgastados políticamente. La producción de biocombustibles ha terminado por empujar los precios de los alimentos al alza lo que afecta a todos los países en el mundo y agrava la situación de los cerca de mil millones de personas que padecen hambre a escala global. Solo recordar que los precios del maíz han subido en el último año un 111%.

Pensar que los problemas del mundo se resuelven con más democracia es una simplificación que suena bien, pero que en realidad oculta el móvil de otros intereses menos filantrópicos.