jueves, 19 de mayo de 2011

Perú elige presidente

La polarización en el Perú con miras a las próximas elecciones presidenciales que se celebraran a principios de junio pone de presente, otra vez, la contradicción entre las fuerzas que apoyan el poder y el orden tradicional, y aquellas que defienden los intereses populares, en este caso de los indígenas fundamentalmente, y que están representadas, respectivamente por Keiko Fujimori y Ollanta Humala.


Pero esta confrontación ya no ocurre en el marco de la Guerra Fría, que terminó hace 20 años, sino en unas circunstancias en las que, en América Latina, los modelos puros y duros de izquierda y derecha de otros tiempos, representados los unos por Cuba y los otros por los regímenes militares del cono sur, se han desdibujado dando paso a terceras vías, o a modelos más blandos, sin que ello signifique que se haya llegado a una feliz síntesis entre los intereses de las élites en conservar y acrecentar su riqueza, y su poder y los intereses de la población en acceder a un empleo digno y al disfrute de los derechos básicos que se consideran normales en una sociedad civilizada.


Esta última visión de las metas de la izquierda podrían ser compartidas por muchos partidos o socialdemócratas pero lo que si ha sido descartado por la historia son las economías socialistas centralizadas, jerarquizadas y controladas burocráticamente por el estado.


Por eso parece lógico el esfuerzo de Humala para mostrarse cercano al partido de los trabajadores de Brasil más que al gobierno de Chávez o a la austeridad ordenada, pero pobre, de Cuba.


En Brasil, los ricos se enriquecen más, y aunque prevalece una gran desigualdad, se observa el cómo se amplía la clase media de la sociedad. No es una situación ideal, pero si dinámica, y abierta hacia el futuro.


Luego de la postura política de Brasil, y de la mayor parte del bloque suramericano, en la que se rechazó el golpe de estado en Honduras, lo más probable es que estén quedando atrás los tiempos de la “doctrina de la seguridad nacional” cuando un triunfo electoral de la izquierda llevaba, sin falta, a un golpe militar, y aunque preexisten otro tipo de presiones, los ciudadanos peruanos tendrán la oportunidad de definir con mayor tranquilidad su opción electoral.