lunes, 14 de marzo de 2011

La coalición de gobierno

La crisis política planteada está semana por el Partido Conservador, que se ha negado a votar positivamente en el Congreso el proyecto a través del cual se autoriza al presidente Santos para la creación de nuevos ministerios y otras decisiones que según nuestro ordenamiento corresponden a la rama legislativa, ha coincidido con la condena, por parte de la Corte Suprema, de los conservadores Guillermo León Valencia y Ciro Ramírez acusados de paramilitarismo y, por otro lado, con el debate en el Congreso de las leyes de tierras y de víctimas que según algunos periodistas, como Maria Jimena Dusán, cuentan con la oposición de la mayoría del los congresistas conservadores que no se atreven a plantear una oposición abierta por no querer asumir el costo electoral que ello representaría en este año de elecciones de mitaca.

Otros periodistas mencionan las quejas de algunos conservadores por la pérdida de cuotas burocráticas que achacan al ministro del interior Germán Vargas. Hoy lunes el presidente Santos se reunirá con la bancada conservadora y es probable que se produzcan declaraciones públicas de entendimiento y de buenas intensiones. Pero se ha producido una crisis de confianza que se genera además por divergencias de fondo que van más allá de las meras cuotas burocráticas.

La relación respetuosa con Venezuela, el cambio en la política de tierras que busca favorecer a los campesinos y no a los grandes terratenientes, la prioridad a la producción de alimentos y no a la producción de biocombustibles, o la secretaría protémpore de Unasur ahora en manos de la ex canciller Maria Ema Mejía, son asuntos que incitan a muchos conservadores algunos de los cuales están cuestionados por sus relaciones con paramilitares.

Las reformas del gobierno Santos van a paso lento y están amenazadas por todos lados. El Polo Democrático parece autista encerrado en sus propios asuntos. La coalición de gobierno mide sus apuestas para las elecciones de octubre y, con la excepción del Partido Liberal y de Cambio Radical, apoyan al gobierno de palabra y al mismo tiempo fraternalizan con sus enemigos de derecha.

Cabe preguntarse cuánto tiempo más va a durar la coalición de gobierno tal como está conformada y cuanto tiempo más va a durar el autoaislamiento de los sectores de izquierda que parecen tener la contaminación de la política tradicional cuando se trata de participar en la defensa de la democracia y de los intereses populares.