miércoles, 9 de febrero de 2011

La inestabilidad árabe

Egipto es, sin duda alguna, el país más importante del mundo árabe no solo por su tamaño sino también por su posición estratégica y política. Tiene 84 de los 350 millones de árabes que viven en el cercano oriente y el norte de África.

Controla el canal de Suez y ocupa una posición central en el mundo árabe. Tiene fronteras con Israel su capital, el Cairo, es la ciudad más importante del cercano oriente. Es el segundo receptor de ayuda militar de Estado Unidos después de Israel.

La posición de Barack Obama de pedirle Hosni Mubarak que escuche la voz del pueblo egipcio y empiece ya la transición a la democracia tiende a ocultar el hecho de que han sido precisamente los Estados Unidos los mejores aliados y sostenedores de Mubarak durante los últimos 30 años. A cambio, Mubarak apoyó a los Estados Unidos en la guerra de golfo, en 1991, y en la invasión de Iraq en 2003.

Del retiro del apoyo a Mubarak en las presentes circunstancias cabe recordar el dicho de “así paga el diablo a quien bien le sirve”.

Ahora, el hecho más importante, sin embargo, es que con o sin Mubarak Egipto, y con él gran parte de los países árabes aliados de Estados Unidos, ha perdido la estabilidad política y tardará algún tiempo para encontrar un nuevo rumbo. La situación de desorden en Iraq, los problemas para Estados Unidos que derivan de la política regional de Irán y la falta de solución al problema palestino agravado con el control de Hamas en la Franja de Gaza y con los recientes cambios políticos en Líbano, que aumentan la influencia de Hizbullah, hacen prever que 2011 será un año caliente, política y militarmente, en el cercano oriente pues las dificultades económicas y sociales que afectan igualmente a las poblaciones de países de la región no amigos de Estados Unidos, como Irán y Siria, más que incitar sus gobiernos a la moderación puede radicalizarlos más aún.

Por el momento la crisis del mundo árabe no afecta directamente a América Latina aparte de que valoriza el petróleo de Venezuela como proveedor de una fuente segura de combustible. Pero varios países latinoamericanos(entre ellos Brasil) reconocieron hace dos meses la independencia palestina “con las fronteras de 1967”. Las posiciones políticas tienden a distanciarse de las de Israel y en muchos casos se siente una indiferencia total ante los intereses de Estados Unidos y Europa en el cercano oriente.

Muchos latinoamericanos tenemos en la memoria las atrocidades cometidas en nuestros países por gobiernos autoritarios y corruptos apoyados por Estados Unidos. Los cambios democráticos de los últimos años en muchos países de nuestra región no nos hacen olvidar que la mano dura del imperio se siente todavía en regiones del mundo, como el cercano oriente, donde se perciben amenazar a los intereses básicos de occidente.

El pueblo egipcio ha sufrido duramente muchos años la represión y la corrupción del gobierno de Mubarak que parece estar llegando a su fin a juzgar por el tamaño enorme y la persistencia de las manifestaciones callejeras contra su gobierno.

Desde la caída del Sha de Irán, en 1979, no se observaba nada parecido y es de esperar que la oposición, tanto en Egipto como en los demás países vecinos en crisis, vaya encontrando la manera de organizarse y de seleccionar los nuevos liderazgos que se necesitan no solo en la región sino en un mundo globalizado donde a veces parece ser que la crisis económica empezará a pasar a una nueva etapa que se plantea en el plano político.