De los tres países del “eje del mal” de la época Bush, Irak, Irán y Corea del Norte, el primero fue invadido y los otros dos son seguidos de cerca principalmente, o al menos eso se dice, por el asunto del desarrollo de armas nucleares.
En las últimas semanas tanto la ONU como los EE.UU aprobaron sanciones contra Irán y, en los mismos días, se anunció la inauguración de un reactor nuclear en el país persa construido con asistencia rusa. La semana pasada un general de EE.UU. mencionó la posibilidad de un ataque militar contra Irán si este país no renuncia a sus planes de desarrollo nuclear. El tratado de no proliferación establece una provisión a favor de la ayuda a países que deseen desarrollar la energía nuclear para fines pacíficos. Irán siempre ha sostenido oficialmente que no está interesado en desarrollar armas nucleares pero eso no ha convencido a los países occidentales que temen las consecuencias de la disponibilidad de armas nucleares en ese país que está trabajando también en el desarrollo de cohetes propios y en la compra de cohetes a Rusia.
Los países occidentales llevan muchos años haciendo de Irán un enemigo, especialmente después de la revolución islámica de 1979. Actualmente hay tropas de ocupación en dos países limítrofes Irak y Afganistán. Irán está produciendo más de 4 millones de barriles diarios de petróleo y su territorio es un cruce de caminos con orillas sobre el Mar Caspio y el Golfo Pérsico. También es un hueso más duro de roer que Irak: tiene más de 1.600 000 kilómetros cuadrados y 70 millones de habitantes dirigidos por un gobierno revolucionario que viene preparándose desde hace años para enfrentar agresiones externas.
No parece probable una ocupación militar extranjera, según el modelo de Irák pero es posible que en este caso se esté pensando en otras opciones como podría ser un bombardeo masivo de instalaciones nucleares y bases militares. De todas maneras una acción así tendría consecuencias políticas, económicas y militares que podrían afectar las relaciones de EE.UU y la Unión Europea con Rusia y China.
Rusia tiene una importante relación estratégica con Irán y este último es un importante proveedor de petróleo a China y a Japón. También se ha preocupado por consolidar sus relaciones con otros países del Cercano Oriente como Siria, Turquía y los Emiratos Árabes. Intima a su vez relaciones con Hamás y Hizbullah lo que puede significar un desafío para Israel de abrir una ofensiva con efectos que desbordan ampliamente su propio territorio.
La administración Bush pasó pero la forma como los EE.UU se plantean sus opciones para mantener su posición dominante en el mundo no parece haber cambiado mucho. La administración Obama ni siquiera ha cerrado la cárcel ilegal de Guantánamo en Cuba, que alberga presos que no tienen derechos a defenderse ni están acusados formalmente.
América Latina, con la excepción de Brasil y Venezuela, no tiene una relación estrecha con Irán pero lo que ocurra en el Cercano Oriente tendrá una repercusión global.